jueves, 16 de diciembre de 2010

El Santo en la gloria

“La pelota no se mancha” dijo Diego Maradona. Esa frase se convirtió en una lección para nuestro fútbol como corolario de una campaña brillante de San Martín que se hizo del título nacional luego de imponerse en la definición de los Play of ante León de Huánuco.



San Martín a todo galope tomó la punta del campeonato en la fecha 11 del torneo y no abandono ese lugar de privilegio durante las 33 fechas restantes, sin duda una muestra de que no se trataba de una casualidad ni mucho menos resultaba una desfachatez decir antes de la final que merecía ser campeón del torneo.


El artífice de la eficiencia y la eficacia futbolística del cuadro “santo” recae en la figura del técnico Aníbal “Maño” Ruiz quien impone su personalidad y carácter en todo lo que lo rodea. Acercarse a Ruiz es acercarse al altar de la prudencia y la ponderación, con el semblante de un hombre que posee sabiduría respaldada por la experiencia que desnudan sus canas y frente amplia.


Ver al “Maño” sin conocer su oficio real puede llevarnos a la confusión de suponer que se trata de un profesor sesgado en sus letras o sus números. Pero quizás esta visión no sea tan lejana de lo que propuso en el Perú durante todo este año. La cátedra impuso la necesidad de otorgarle el grado de Honoris Causa para traducirlo al grado de campeón nacional.


La parsimonia de su andar y la inteligencia en su hablar se plasmaron en el campo de juego con el equipo albo que en lo deportivo trato el balón de un lado a otro sin ningún disfuerzo. “Ser conservador es muy distinto a conservar el balón”, sentencia Ruiz cuando se le retruca su esquema y arguye con firmeza que el delantero Heber Arriola es el goleador del campeonato, el volante creativo Pablo Vitti es el mejor del torneo (24 goles) y que el ariete German Alemano anotó la nada despreciable suma de 18 tantos.


El estratega uruguayo pondera y exalta los valores de sus jugadores, cuando se le obliga a nombrar a uno destacado termina mencionando sin pudores a 10 o 12 jugadores más. He aquí otra explicación del por que San Martín es el mejor: tuvo el mejor plantel en base a la capacidad de recambio que se ajustaba sin prejuicio entre el titular y el suplente.


Para un Fernandez existió un Guizasola, para un Fretes hubo un Balbin, Para un Vitti un Cueva, para un Arriola un Garcia, para un Ramos un Muente, para un Corzo un Huaman, para un Butron un Farro y así sin cesar nos explica Ruiz el pilar que tuvo en el conjunto de jugadores para consagrarse en lo más alto del torneo, sin dejar de contar a Quinteros e Hinostroza.


“San Martín fue campeón por que fue equilibrado en todo sentido”, afirmó el “maño”. Una gran verdad que se demuestra de memoria cual axioma de matemático. Fue regular en los 44 partidos que jugó sin necesidad de distinguir ser local o visita y no tuvo bajones de rendimiento dramáticos. Nunca se ausentó la paz y tranquilidad en el club. Se realizaron contrataciones con alto porcentaje de acierto algo poco común en nuestro medio. Y sin duda el manejo criterioso del consagrado gerente deportivo Alvaro Barco que suma en sus laureles 3 títulos en los últimos 4 años.


Estas son algunas explicaciones que nos ayudan a entender el por qué de la unción de la gloria en un “santo” que tiene pocos devotos.


Del otro lado existía un equipo proletario, de viejos pero experimentados obreros que incluso algunos parecían desfasados o criticados por sus usos y costumbres. En medio de las montañas se gestaba una proeza que pocos podían anticipar. Era el rugir del entrañable León de Huánuco que cedió ante la inclemencia de las verdades de la modernidad.


El retornó precoz a primera división del León, que en doce meses increíblemente disputó dos finales en magnitud una más que la otra: de la Copa Perú a los play of del campeonato. Con un equipo de veteranos compañeros como Ferrari, Zegarra, Guadalupe, Flores, Portilla pero con una mixtura que partía al equipo en dos con la presencia de Peña, el colombiano Perea y el argentino Rodas. Franco Navarro los condujo pero cayó en su maldición de no poder ser campeón nacional, pero surgió con el título de la dignidad tras los dos partidos de los play of.


El primer partido de la final se jugó en Huanuco, se suponía un partido friccionado y con recaudos de la altura por el lado de los “santos” y con el beneficio de los huanuqueños con el estadio a favor pero sin presagiar que el estado físico les jugaría una mala pasada. El partido concluyo 1 a 1 con goles Zegarra y Alemano, pero era el detalle menos luego de la gresca descomunal con puñetes y patadas que dejo como saldo a cuatro expulsados: Arriola, Ramos (SM) y Calheira y Rodas (LH). Con ello el que perdía el partido a pesar del empate era León por la ausencia de su irremplazable y prodigioso generador de futbol.


Hasta aquí la balanza se inclinaba para el partido de vuelta para los albos, sin embargo todo en el plano futbolístico podía ocurrir. Hasta que dos días antes de la segunda final la resolución de la Comisión de Justicia inexplicablemente pero si con visos de una escandalosa y fraudulento falló le quitó el castigo a Rodas. Primera vez que una tarjeta roja en el campo no valía nada. Suciedad en la sociedad del fútbol peruano.


Aquí se erige Franco Navarro para dignificar al fútbol peruano y darle una lección al mundo. Rodas estaba legalmente habilitado para jugar la final pero el estratega decidió en comunión con el plantel no hacerlo jugar. La justicia se imponía desde los hacedores del deporte, que redescubrían su esencia y evitaban por decir lo menos un fraude.


Igual el partido siguió y por lo descrito se impuso San Martín con más banca, más piernas, más justicia y más pulcritud. León no perdió el partido que jugaba su alma. Los goles de Garcia y Vitti no hicieron mella, y el gol de Perea para el 1 a 2 les dieron la sonrisa que debía tener ese estadio Monumental plagado de sueños provincianos.


Hoy la pelota no se manchó esto no cambia al fútbol peruano pero si deja un precedente que hace resaltar el valor de los principios y valores en los huanuqueños tanto como la efectividad de los números de San Martín.

Al cabo del torneo además Alianza Lima obtuvo la clasificación a la Copa Libertadores en primera fase de repechaje ante Jaguares de México. Mientras que la Sudamericana le quedó como premio consuelo a los cremas de Chemo Del Solar quienes serán acompañados por Juan Aurich y Cesar Vallejo.


Cienciano salvó la categoría en la última fecha por merito de los jugadores y del inacabable “Checho” Ibarra que tuvo en su presidente Juvenal Silva a su peor rival. Los que no se pudieron salvar de la baja fueron Total Chalaco y José Gálvez de Chimbote.


“No podía permitir que la pelota se manche” es la frase que engrandeció a Franco Navarro el campeón de la dignidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario